Centro de Interpretación del Yeso 3/6
Zona de extracción
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Históricamente, el tipo de explotación minera posible en un yacimiento de yeso era: bien a cielo abierto o bien de tipo subterránea, dependiendo principalmente de la localización de la piedra, más o menos próxima a la superficie del terreno y sobre todo a los medios de extracción disponibles.
En estas minas a cielo abierto, se trabajaba exclusivamente en superficie por lo que las explotaciones recibían el nombre común de cantera. Ésta ha sido y es la tipología de explotación más frecuente para el yeso porque consiste en explotar los afloramientos que pueden desmontarse superficialmente, de arriba abajo, cavando y descombrando hasta dar con una veta, o “tetón” en la jerga de los yeseros, creando terrazas o paredes verticales a las que se puede acceder con métodos de elevación, con independencia del método de extracción empleado. En ambos casos, el trabajador de la cantera tenía que subir a la parte superior del frente de cantera y en otras colgarse con cuerdas varios metros, fijadas en el frente de la cantera.
En las minas subterráneas, que comunicaban con cuevas naturales, de gran valor espeleológico, era necesario realizar excavaciones en forma de túneles o galerías para poder extraer el mineral. Su explotación suponía un riesgo mayor, pero también un mayor coste. Antiguamente con los medios mecánicos de los que se podía disponer había que construir pilares con forma trapezoidal para sostener el techo de la mina y si una parte asentaba en terreno flojo había que fortificarlo formando bóvedas con la misma piedra que se desmontaba. Este tipo de explotación constaba normalmente de dos bocaminas, una para la entrada a las galerías de extracción y otra para permitir la salida del mineral a través de un cargadero, aunque en esta cantera era posible encontrar tan solo una.
En ellas se practicaba la extracción manual. Esta tipología de extracción es la más sencilla y ardua de todas y era posible gracias a la poca dureza del yeso y a la estructura en hojas o láminas de exfoliación que poseía esta variedad natural, denominada yeso espejuelo.
Con este método, se extraía yeso a poca profundidad con la única ayuda de picos, zapapicos, cuñas de hierro o de madera, barras, alzaprimas, barrenas, etc. Tras eliminar la tierra superficial y una vez alcanzado el nivel de yeso con calidad, para separar los trozos de roca se hacían orificios empleando “prepalos” o barrenas (una barra de hierro alargada, con una longitud que oscila entre 1,5 y 3 metros de longitud, y con uno de los dos extremos con forma de doble bisel para perforar la roca) y con la ayuda de un poco de agua para ablandar la roca donde se introducían las cuñas. Éstas se disponían equidistantes, dibujando el trazado de la piedra que se deseaba extraer al hincarlas con el golpeteo de un mazo las grietas naturales que aparecían, provocando el desprendimiento del material.
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